INTRODUCCIÓN
100 años atrás, la esperanza de vida era muy diferente a nuestros días. A medida que el sistema sanitario y la nutrición fueron avanzando, este panorama presentó cambios importantes. En 1990 el porcentaje de personas mayores de 65 años era de 1% de la población. Las cifras de supervivencia han ido aumentando tanto en niños como en adultos, y hacia el año 2000 los mayores de 60 años habían pasado a ser el 10%. De acuerdo a naciones unidas, hacia el año 2050 se calcula que las personas de ese grupo pasarán a ser la quinta parte de la población mundial. El segmento que crece más rápidamente son los ancianos más ancianos, es decir, aquellos con 80 o más años. En 2000, había 69 millones de personas de esa categoría y en el 2050 su número podrá alcanzar los 377 millones.
Pero no se trata simplemente de vivir más si esto se acompaña de enfermedad, discapacidad y dependencia. La meta es ahora vivir mejor a medida que aumenta la longevidad, y para ello los esfuerzos científicos se centran en comprender los mecanismos del envejecimiento. Se están investigando métodos para ralentizar el reloj biológico, así como también la degradación que el tiempo impone en el cuerpo y la mente. Se está buscando combatir las enfermedades que acompañan el envejecimiento, incluyendo las enfermedades cardíacas y el cáncer.
En este contexto surge la medicina antienvejecimiento, término acuñado por el Dr. Ronald Klatz en 1992, como una rama de la medicina basada en la aplicación de tecnologías médicas y científicas para la detección precoz, prevención, tratamiento e inversión de los trastornos y enfermedades relacionados con la edad.
Según los últimos estudios, el material genético del homo sapiens tiene su límite natural de vida en los 120-125 años aproximadamente. Pero en este hecho no solo intervienen los genes, sino también el modo en que estos interactúan con el medio ambiente, fenómeno que se conoce como epigenética.
La medicina antienvejecimiento no propone una píldora, pócima, o brebaje milagroso ni el elixir de la eterna juventud, simplemente porque no existen. La forma de prevenir el envejecimiento solo puede llevarse a cabo si se comprenden e investigan los factores que aceleran ese proceso y producen enfermedad.
La medicina antienvejecimiento como una rama de la medicina se acoge a los siguientes principios:
- Basada en el Conocimiento Científico: las prácticas diagnósticas y terapéuticas están avaladas por evidencias científicas respaldadas por los avances de la biología celular, molecular, bioquímica, farmacología etc.
- Basada en la evidencia: todos los datos sirven para elaborar teorías objetivas y científicas, de las cuales se instauran tratamientos eficaces.
- Holística: utiliza un marco adecuado para la exploración y valoración del ser humano como un todo, como un sistema complejo, de donde se derivan las técnicas terapéuticas.
- Sinergísta: se utilizan enfoques multimodales y multi terapéuticos para obtener mejores resultados (Por ejemplo, se puede recurrir tanto a nutracéuticos, como a hormonas y medicamentos).
- Bien documentada